
¿Cómo se impregna algo energéticamente?
Por vibración y resonancia. Todos los elementos de la naturaleza, y en particular los elementos minerales, pueden almacenar las frecuencias correspondientes a los patrones emocionales y mentales vividos por los humanos en sus cercanías. Y esto hace referencia a la propia Tierra, a los edificios y a su contenido. Después emiten esa misma frecuencia con la que se han impregnado.
¿Cuál es el efecto?
Tanto las personas, como los animales y las plantas pueden verse claramente afectados por las memorias del lugar. Personas muy perceptivas evitan de forma categórica ciertos sitios como cárceles, cementerios, hospitales, manicomios… incluso aunque estén abandonados hace mucho tiempo, pues por resonancia pueden con facilidad conectarse con las memorias de esos lugares. La propia Tierra guarda memoria de los hechos acaecidos, sobre todo si éstos han sido muy intensos y repetitivos. Los muebles antiguos, cuadros y otros elementos decorativos también forman parte de esta situación. Así quedan impregnadas memorias de sufrimiento, miedo, dolor, tristeza, violencia… También puede haber memorias positivas pero es evidente que éstas no requieren ser limpiadas.
¿Qué hace la limpieza energética?
Transmutar y liberar todas esas memorias que resultan agresivas para la vida restaurando en lo posible un patrón equilibrado y de neutralidad.
¿Por qué conviene hacer una limpieza energética de un espacio?
Porque al restablecer el patrón neutral del lugar y de los elementos que lo conforman mejoramos el nivel de energía general y por lo tanto favorecemos la vida que se desarrolla en él.
¿Cuándo hay que limpiar energéticamente un espacio?
Convendría hacerlo de forma habitual, del mismo modo que limpiamos a nivel físico. Los lugares en los que pasamos más tiempo quedan necesariamente impregnados con las emociones y pensamientos que resultan de nuestras vivencias.