
Para poder hablar con propiedad, establezcamos primero un acuerdo. LLamemos geometría formal a aquella que hemos estudiado y que se utiliza en muchos ámbitos de nuestra vida: I+D, diseño, ingeniería, construcción, aviónica, óptica… y por otro lado tenemos lo que denominaremos geometría sagrada.
Ambas tienen en común algunos sencillos principios. Las diferencias se manifiestan cuando entramos en la interpretación de la realidad que nos rodea pues en general la ciencia intenta separar la consciencia del conocimiento o dicho de otro modo al observador de lo observado. De la geometría formal podemos decir que tiene como función parametrizar el espacio material observable y establecer un conjunto de propiedades del mismo y de las relaciones entre los elementos que en él se encuentran. La geometría formal es exacta. Por su parte, la geometría sagrada, a pesar de la relativa sencillez de sus principios, se fundamenta en los sutil, y reconoce un orden implícito preexistente que sostiene la realidad que percibimos. Su función es traer a la manifestación ese orden activando patrones de equilibrio y armonía. La geometría sagrada es el lenguaje universal que nos permite comprender mejor ese orden implícito ayudándonos a ser conscientes de que formamos parte de un todo ordenado. La geometría sagrada es justa.
La geometría formal nos ayuda a diseñar un edificio teniendo en cuenta parámetros como la climatología, el subsuelo, la utilidad práctica…. con cierta independencia del espacio donde va ubicado. La geometría sagrada primero toma nota del espacio y las influencias energéticas que en él confluyen y a continuación diseña un edificio acorde con esa situación y con una intención determinada en armonía con el lugar.
La geometría formal da por hecho que pueden establecerse relaciones entre los elementos que hay en un espacio (distancia, proporción, posición relativa…). La geometría sagrada percibe todos esos elementos y el modo en que se relacionan unos con otros como una unidad.
Para la geometría formal un círculo es sólo un círculo o en una definición más exacta la superficie plana contenida dentro de una circunferencia. Para la geometría sagrada esto también es cierto, pero además el círculo representa arquetípicamente el espíritu, el principio que sostiene la realidad que observamos. En geometría formal un cuadrado es un polígono de cuatro lados iguales sostenidos por ángulos de 90º. En geometría sagrada además representa la encarnación o manifestación del espíritu en la materia.
Aunque la geometría sagrada es aplicable a muchas facetas de nuestra vida, su función se hace muy obvia en la edificación. En este caso concreto aprovecha la manifestación de fenómenos locales que tienen su origen en las fuerzas del planeta (redes globales, corrientes de agua, fallas, corrientes telúricas, vórtices, chimeneas…) para concentrar o distribuir estas energías según una intención que debe estar en armonía con la vida y el desarrollo equilibrado de la misma y de la consciencia.
Un paso más adelante está la geometría fractal que nos pemite visualizar y entender como se desarrollan muchos fenómenos de la vida. Las matrices genéticas que dan soporte al desarrollo de la vida, desde el cristal mineral más sencillo hasta sistemas complejos que dan soporte a la consciencia en general y finalmente a la consciencia de uno mismo, son matrices fractales. Pongamos por caso la observación de árboles de una especie determinada. Podemos apreciar similitudes y diferencias, pero se hace evidente que son de la misma especie. Ya sea que realicemos la observación de cerca: forma de las hojas, tallos, flores… o de lejos: porte, desarrollo del árbol, imagen general según recibe la luz o se mueve por el viento… podemos percibir un algo común, eso que percibimos es la matriz de geometría fractal que sostiene el crecimiento de esa especie. Y así nos introducimos en el área más compleja de la geometría sagrada que da fe del desarrollo de la vida y de la consciencia. Desde el átomo hasta los clusters de galaxias, todo es geometría sagrada. Todo es relación. Todo es proporción.